Blogia
Pequeña

Mi mente

La mitad de mi mente me dice que todavía recuerdas quien soy, que te acuerdas de mi nombre y del primer momento en que nos vimos. Esa misma mitad me cuenta que sabes perfectamente qué día es mi cumpleaños, el último día en que nos miramos a los ojos y la infinidad de veces que te dije “te quiero”. Esa mitad me dice que de sobra sabes cómo soy, sabes cómo pienso y cómo actúo. Cuáles son mis metas, mis sueños y mis mayores miedos. La otra mitad de mi mente me dice que nunca me has querido, que quisiste inventar una historia llena de mentiras fáciles, dolor y vacío. Esta última mitad me cuenta que en realidad nunca sentiste nada, ni aprecio, ni afecto, ni admiración. Me dice que sólo perseguiste mi dolor, mi resignación, mi limitada alegría, y de nuevo, más dolor. Me dice que lo controlabas todo, y que te producía diversión y entretenimiento tener ese tipo de vida. Me dice que te hacía sentir grande, poderoso y mejor. Pero, ahora es cuando debería decirte yo, y no cualquiera de las dos mitades que componen mi mente, que en lugar de ser mejor persona, te convertiste en la peor persona que hasta ahora he llegado a conocer. Generas todo tipo de sensaciones, pero todas ingratas, y por ello prefiero no sentir nada. Seguro que alguna vez, alguna noche, habrás pasado minutos y minutos pensando en por qué no rebobinaste y cambiaste un poco las cosas, al menos, lo suficiente como para reparar parte del daño que ya habías causado en una de las personas que había aprendido a quererte tanto en tan poco tiempo, a darte y prometerte tanto, sin pedirte nada a cambio. Sin pedirte absolutamente nada a cambio. Digo seguro... pero si no se te ha pasado por la cabeza la imagen de mis ojos llorando, mi vida, o cualquier recuerdo ya inútil que creamos los dos... es que dentro de ti no hay corazón, y que tu piel no es piel, y simplemente es algo que cubre tus músculos y tus huesos. Me cuesta imaginar que tú hayas imaginado mi vida, la de ahora, y que pienses en algún momento de la tuya, por qué tuviste que hacer lo que hiciste. Me cuesta imaginar que en algún momento te has llegado a arrepentir... pero lo más importante es lo que yo pienso y siento, lo que llevo creyendo durante tanto tiempo. Y creo que si tuviera el poder de dar marcha atrás y cambiar las cosas, lo haría, sin duda. Nada como la experiencia y el error para aprender cosas nuevas, pero nada como errores que te obligan a ser infeliz durante un tiempo que resulta ser valioso para ti, pero no logras darte cuenta, y lo inviertes en martirizarte, en devaluarte por completo, y en dejar de querer. Y querer es muy bonito. Mucho. Supongo, que, como oí hace poco, es más bonito querer que que te quieran, y tal vez sea así. Pero te aseguro que en todo este tiempo, lo que más falta me hacía es que viniera alguien ante mí y me quisiera. Tampoco me han quedado fuerzas para querer a los demás con locura, demás, que son las personas que saben si soy feliz, o no lo soy y que, se preocupan cada día porque sí lo sea.

Resulta que ahora ya ha pasado mucho tiempo, y no me preocupa cómo andará tu vida. Yo nunca te he preocupado, por lo tanto, todo está bien. Además, aunque algo andara mal, el mundo ya está bastante jodido como para que yo me obligue a decirle a alguien que sufro por algo que me impide caminar hacia delante. Por suerte, tengo dos pies que se han vuelto menos revoltosos, perezosos y desobedientes, y actúan al compás de mis brazos, y con parte de alegría que le presta la comisura de mi boca. Y en los días bonitos, camino de manera más alegre, y me vuelvo más feliz. Y sonrío, y todo es distinto. Porque me doy cuenta, que por fin has desaparecido.

1 comentario

Maria -

Algun dia llegara eso mismo para mi. Otro gran texto... buff sin palabras