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Pisa

Pisa

Y fue la primera tarde de todas, un 17 de junio, cuando vi Pisa. No solamente destacaba la torre, destacaba el entorno, la gente con sus bicicletas, las tiendecitas con tanto encanto, las miles y miles de postales que encontrabas a cada paso, los demás monumentos blancos y el verde tan alegre de la hierba de esos jardines donde la gente se tumbaba, supongo que para descansar, para hablar, para reírse y para respirar.

Recuerdo la emoción de esa tarde al ver esa torre de la que siempre me habían hablado. Recuerdo y conservo esa postal tan preciosa que compré en una de esas tiendecitas. Una postal en blanco y negro, mi postal favorita. Y conservo muchísimos más recuerdos, porque sin ellos no podríamos contar historias, historias de las que fuimos nosotros los protagonistas, y eso, eso siempre te hace sonreír.

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