De plástico
Creo que ya no merecemos nada el uno del otro. Creo que esa oportunidad se perdió, quedó resguardada bajo cincuenta kilos de tierra húmeda que pisé cuidándome de resbalar por los engaños de la vida. Creo que ni siquiera estamos en el mismo mundo. Hace mucho tiempo lograste sacar todo lo bueno de mí, y ahora, siento (casi) lo contrario, pero tampoco me asusta. Simplemente...que nunca creí que podría sentir tantas cosas de las que una no se siente extremadamente orgullosa. Pues...sin quererlo, quizá, has ido sacando lo peor que puede haber en mí. Me has alimentado de tu indiferencia, aunque no para volverme como tú. No. Tu y yo somos diferentes. Muy diferentes. Al menos en este punto del camino. Tú ya no eres ni la mitad de lo que antes eras, y eso no me preocupa (ya). Ahora me importan otras cosas, y otras personas, claro. Al igual que tú.
Podría hacer una gran lista de detalles que nunca debieron ocupar un sitio en mi vida por tus decisiones o hechos. Detalles que están lejos y se contraposan a todo lo que un día hubo, incluso, a todo lo que un dia hubo con la ausencia del cariño primario, pasional y casi enfermizo. Podría hacer esa lista, pero no me hace falta porque tú no quieres saber qué tipo de detalles son, y yo me acuerdo de ellos sin necesitar un trozo de papel. Me quedan siempre los malos momentos en la cabeza, grabados como a fuego. Y no porque así lo desee. Sino porque me cuesta mucho comprender que personas que fueron buenas conmigo, ahora, simplemente, vayan arrastrandome atras, y más atrás... siendo lo último, lo penúltimo...me es indiferente. Yo no quiero ser ese tipico regalo que hacen las personas por quedar bien, y después, los correspondientes destinatarios, muestran una cuestionable sonrisa y lo guardan a la primera de cambio en un cajon que está lleno de polvo. No. Y eso es en lo que me has convertido, pero no me lastimo por ello. Tal vez quede un poco de rencor. Y tal vez queden ganas de sentirme (aun) mucho mas lejos de ti. Y no me lastima, tam poco, esta sensacion, porque a ti n i siquiera te importa. Porque no se por que razon, crees ser mejor que yo, y eso deja de ser bueno cuando resulta que algo, cualquier cosa, te unio a esa persona, a esa que ahora miras por encima del hombro.
Podría decirte muchas cosas, pero no tengo ganas, ni tampoco tiempo.
Una de ellas, y a modo de despedida... las cosas se pierden cuando se tienen. Y en realidad...no se si nos hemos perdido ultimamente, porque en realidad no nos hemos tenido. Y segura estoy que piensas que yo te he perdido... pero tampoco me importa, porque yo sí sé lo que ha sucedido, lo que ha ocurrido en tu vida y en la mía. Y ahora, resulta imposible mezclarlas, aunque sea un poco. No me gustan las relaciones de plastico. Nunca me gustaron. Tampoco las interesadas, ni las artificiales. Y ahora me temo que tengo dos opciones: o borrarte, o darme cabezazos contra una pared y aguantar este tipo de relacion. Que es el que queda. El que a lo mejor ahora yo prefiera tener. Y sonrio, pero por otras cosas muy diferentes a estas. Y no te engañes, no lo hagas nunca, porque resulta ser un arma de doble filo, que acaba rasgando, y arañando el corazón.
Por último, mencionar que has pasado a ser la persona que te cuenta las cosas que le interesan que la otra persona sepa.. (o no...) y yo no me muevo por esas cosas. MI vida no gira entorno a eso, ni mis principios o ideas van vinculadas a algo asi, a esa manera de vivir , que no es vivir, es actuar. Pero tampoco quiero que reflexiones sobre ello, porque, aunque lo hicieras, sería tarde. Las cosas, a veces, se estropean, y se estropean para bien. Y otras, se joden, y se joden para siempre. Y, sorprendentemente, tambien resulta que está bien. Yo no lo dudo. No.
1 comentario
maria -
Llevo varios bastante... tristona. Veo que no avanzo y todas las vidas me adelantan, demasiado.
Un besazo!