Invitación al amor
Esto es un cuento, nada más. Acabo de escribirlo y es un cuento en donde sólo hay cabida para la voz de una persona que construye una invitación al amor. Pero no dudo que sería agradable recibir precisamente eso: UNA INVITACIÓN AL AMOR. Me quedaré con este cuento cerca, por si decido no ponerle un final aquí. De momento, te muestro su invitación al amor en palabras. Con estas palabras.
“Te invito a que pases aquí dentro, que te quedes entre las paredes de mi piel y el calor que desprende la sangre que corre por mis venas. Y entre la seguridad que proporcionan mis arterias. Y entre el aire que corre dentro mío; pero te ofrezco una invitación; la invitación al amor. Te ofrezco quedarte en mi corazón, si prometes y me juras por escrito que jamás lo destruirás, ni rasgarás ni dañarás. Si juras que siempre estarás mimándolo, y que si en algún momento de tu vida, si en algún día de invierno otoño primavera o verano decides marcharte y abandonarlo (y abandonarme), lo hagas sin hacer ruido, ni daño. Que camines en silencio y borres tus últimas huellas para yo no poder recordarlas después. Y no digas adiós. Comprenderé tus razones aunque no llegue a escucharlas. Comprenderé tu decisión aunque siempre llore tu partida. Entenderé de la mejor manera que pueda, el hecho de que dejes de vivir felizmente por mi invitación al amor, al amor que mi corazón es capaz de darte. Y prometo hacerte todo lo feliz que sepa. Prometo crear en ti todas las sonrisas que hasta día de hoy aún no he visto en ti. Prometo regalarte palabras, y prometo decírtelas de tal modo que durante muchos minutos seguidos se quedarán en tu cabeza, en tu mente. Y entonces querrás acostarte entre mis brazos, y recibir más calor. Y la ternura emanará de mis manos, y mis dedos alisarán tu pelo, de tal manera, que perderá algo de brillo, pero mis ojos empezarán a restar luz al sol para hacer brillar tus cabellos. Y yo seré tu luz. Seré todo lo que tu quieras que sea, siempre y cuando tú me quieras a mí. Y quieras que sea yo, únicamente yo, la persona que te proporcione amor, luz, y calor. Puedo darte eso, y mucho más, pero sé que no me veo capaz si no aceptas esta invitación al amor. Jamás te pediré nada, me basta con que ahora me prometas que no romperás mi corazón de la manera más fría. Prométeme que serás humano. Que serás la mejor persona hasta el momento de marcharte. Entonces podrás enterrar mi nombre, y deshacerte de los latidos que anteriormente habrás escuchado, y al igual que mis palabras, se habrán quedado en tu mente a convivir con tus pensamientos, y con tu decisión de abandonar mi corazón. Pero sólo te pido que prometas ser humano y que vivas cada día. Que vivas. Conmigo. Y que me des parte de tu vida, yo lo haré también. Y que intentes hacerme feliz.
Y decirte que esto siento, que he creado esta invitación, es de papel amarillo, con letras grandes y azules. De un color marino. Y sé que te gustará, quizá sorprendido te quedes, pero te gustará, porque entonces, (espero) me mirarás y me sonreirás, y me darás tú tu propio calor con tu abrazo más fuerte. Y entonces no necesitaré escuchar un sí, tus gestos y tus brazos me bastarán para interpretar tu silencio. Y entonces mi vida se convertirá en otra vida distinta a la de ahora. Ahora está creada la invitación, es una invitación al amor. A mi amor. A que te quedes con él todo el tiempo que quieras. Pues no dudo que no se va a marchar. Sólo tú puedes hacerlo desaparecer. “
1 comentario
lamaladelapelicula -
Intentaré estar aquí para ti también. Por ahora te digo que me da la sensación de sentir un giro en tus palabras, un giro que me gusta, parece que sonríes :)