Blogia
Pequeña

Anclada

Ella estuvo siempre esperando el momento idóneo para hablar, para soltar toda su sinceridad, para volverse loca, para hacer cualquier cosa por conseguir uno de sus deseos. Dejó de confiar en los milagros, y se ancló a los sueños (a los suyos propios). Los vivía como si fueran parte de la realidad. Se despertaba con ganas de matar el sueño porque sabía que no lo llegaría a vivir. Se encargó de dar pasos, pasos pequeños, muy pequeños, para no equivocarse al seguir la flecha que no solía diferenciar de las demás. Se ahogaba siempre en un mar, también pequeño, de dudas. Y se anudaba a los interrogantes que ya estaban escritos para ella, y también, los escritos por ella misma. Siguió caminando, con miedo, con temblores, pero con mucho amor. Jamás lo abandonó, porque era demasiado fuerte, y ocupaba mucho espacio. Nunca pensó en dejarlo de lado. Ese amor se había convertido en una de las cosas más importantes que contaba en su vida, en la de antes. Ella quería encontrar y recorrer el camino correcto, (no perfecto). Quería hallarlo frente a ella, aunque estuviera a medio dibujar, ella se encargaría de trazar el final del recorrido. Sin embargo, cuando estaba sumergida en la esperanza y las ganas de apasionarse aún más; se encontró con cartelitos pequeños que le obligaban a dar marcha atrás. Al hacerlo, se encontraba con piedrecitas, también pequeñas, que no se alejaban de entorpecerle el camino. Ella se quedó inmovilizada. Sin más flechas ni SEÑALES, sin absolutamente nada. Sentía que el amor podía escaparse a la primera de cambio, en cualquier momento. Sentía que la pasión se había ido muriendo a medida que ella lloraba y lloraba. Se encontraba sola, perdida. No escuchó nada. Ninguna voz. Ninguna presencia. Sólo su cuerpo y sus ganas de salir huyendo por cualquier dirección. Pero dejó de haber direcciones. El pasado y el futuro. Sabía que lo mejor era ir hacia el futuro, aunque desconocido. Sabía perfectamente cómo había sido el pasado, demasiado bonito. Ella había pintado parte de ese pasado tan bonito, también los demás lo pintaron para ella y por ella. Pero el amor que había cuidado y mimado tanto, y que, era verdaderamente correspondido, se fue extraviando. Ella no pudo anudarse a él esta vez. No pudo agarrarlo, sus manos perdieron la poca fuerza que tenían. Al no escuchar su voz ni al poder leer mensajes (no ya de amor) simplemente mensajes, que contuvieran cualquier tipo de palabras, aunque dolorosas fueran, ella prefería mensajes, prefería palabras. No llegaron. El amor se fue escapando. La mitad de Ella se ahogó en ese mar de dudas. Las incertidumbres lograron llevarse parte de su vida. Ella quiso alzarse, volvió a quedarse paralizada. Ella se ha quedado paralizada, todavía no sabe adonde ir, no sabe qué paso dar, no sabe si puede confiar en cualquier cosa. A partir de ahora. No sabe nada, y esa ignorancia también le quita parte de vida. Y ella, ella sólo quiere vivir.

0 comentarios