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Pequeña

Sola no puedo

Sí Niña... sí... Ha llovido poco desde que yo te mostraba en mi casa todo aquello que me hacía ilusión. Todo lo que me hacía vivir. Todo lo que conseguía sacarte lágrimas de emoción y alegría. Si, siempre emoción. Y ternura. Y entonces me decías que todo era bonito. Y hasta yo creía que así era. Y hasta yo consideraba que mi vida tenía ese punto de dulzura que no todos tienen ni todos pueden aportar. Pero hasta llegué a pensar que nada cambiaría tanto, que mi alegría no se iría tan rápido...que las imágenes y las palabras y las canciones o las frases cantadas servirían de algo... Pero dime...después de este tiempo ¿qué he conseguido? dañarme, hacerme daño que podría haberme evitado si yo misma me hubiera diseñado un camino, libre de complementos. Pero yo siempre me los busco. Me busco caminos que aparentan ser perfectos, o quizá cometí el error de dejar apartado mi propio carboncillo y seguir el más fácil, o mejor dicho, el que me habían indicado. Pero yo creia que era el correcto, y podría haberlo sido; si la voluntad hubiera persistido, y si de verdad todo fuera como yo creia que era. Yo me lo había tomado todo tan en serio... Tu niña sol había puesto tanto de todo en cada segundo. Emoción, cariño, pasión, amor, locura, tiempo... Y pensamiento. Siempre pensaba, nunca dejé de hacerlo. Ni en el trabajo ni en el autobus ni viendo cualquier programa de la televisión. Siempre pensé. Y siempre me sacaste tú del apuro, también siempre estuviste dándome apoyo e infundiendome ese empujoncito para actuar. Y cuando por fin lo hice, me choco contra un muro lleno de gotas gruesas. Cada gota un golpe, cada golpe un moratón, cada moratón una lágrima, cada lágrima un vacío. Y volvemos a los estúpidos vacíos! Tu niña no sabe por qué hace dos meses te regalaba una sonrisa delante de esa tele, y ahora todo ha dado un vuelco. Un giro de 180º que me ha descolocado, de repente y a la vez poco a poco. Y el dolor, tan poco a poco, sabe muy amargo. Y no me gusta lo amargo. Calma. Eso debo pedirme, eso necesito. Para poder caminar en equilibrio, quizá un nuevo camino. Ayúdame a trazarlo, porque sola no puedo.

1 comentario

Karol -

Me siento tan culpable...me siento tan culpable de haberte aconsejado tan mal...A mí también me endulzó la situación, todo parecía genial, todo en el sitio y en el lugar perfecto, había tardes que parecía que podiamos luchar con todo y contra todo. Y nos equivocamos...

Pero, y si ni siquiera se hubiese intentado? Habriamos estado toda la vida pensando "que hubiera pasado si..."
La respuesta resultó amarga, pero más amarga sabe la incertidumbre.

Tengo ya los planos encima de la mesa, la regla, escuadra y cartabón. El lápiz lo pones tú. Te prometo que voy a trazarte el camino más feliz que haya trazado en la vida.