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Pequeña

Stand by

Mis labios saben a chocolate, pero están vestidos de fresa. Te necesitan, como antes, como mañana. Ayer quise borrarte, quise pensar que no existías, el dolor me consumía, tu ausencia me amenazaba y tus pocas palabras me acuchillaban sin reparo. Tu voz logró calmarme anoche, mientras yo dormía (el efecto ya se ha pasado). Pero la escuché después de tanto tiempo. Me llegas y no sé como mirarte. No sé qué decirte al tenerte enfrente. Vagan mis pensamientos, encargados de alejarse de la claridez que les hace falta. Tú sigues sin estar. Y yo, mientras, espero. Me quedo ciega de tanto mirar, me vuelvo inquieta de tanto esperar. Creo que por eso no me gusta llevar reloj, porque me dedico a esperar tanto...que prefiero imaginar que soy yo la impaciente, la que llega siempre demasiado pronto. Yo me hubiera conformado conque hubieras llegado. Conque me hubieras hecho llegar parte de lo que ahora compone tu mente, parte de lo que estás haciendo. Creo que no es bueno esperar, ni necesitar tanto de una persona. Creo que no tenerte es muy duro. Y creo que mi vida puede tamblaearse si no me aclaras lo que hay en ti. Si no abres la mano. Si no sonríes. Si no me regalas una palabra, o un simple gesto claro. Puedes volverte un vicio. Puedo volverme loca. Pero tú podrías salvarme. No lo estás haciendo. Y quizá llegues tarde.

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