Blogia
Pequeña

Nadar (I)

Te quiero. Y no son dos palabras gastadas. Sé que hace tiempo no las gastaba, sé que se me habían olvidado, o simplemente, las evitaba. Pero no me asusta ya usarlas. No me asusta porque quizá este era el límite: la necesidad. Y supongo que necesito a ese amor, y a ti y a todo lo que lo envuelve. Y supongo que necesito gramos también de libertad, de independencia, siempre y cuando haya en mi vida esa estabilidad, serenidad y paz que quiero y que siempre, no sé por qué...echo de menos. Sé que me ahogo yo sola, sé que puedo nadar, sé que puedo salir a flote y sé que puedo mover los brazos y las piernas, y los pies...y nadar, y poder salir, y poder respirar...y poder gritar al aire, y suspirar, y coger un fuerte soplo de aire para seguir nadando y encontrarte. Y entonces...respirar, tranquilamente, y decirte lo que quiero decirte, decirte lo que quiero que escuches, y decirte lo que tú mismo quieres oir. Sé que puedo hacerlo, sé que puedo nadar, sencillamente, no he tenido nunca el valor suficiente y nunca me he atrevido a saltar. Pero hace tiempo que mis pies me piden moverse...Moverse de cualquier manera, en cualquier sitio...pero contigo.

0 comentarios