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La idea de vivir

Se han perdido muchas cosas en sus caminos, que han ido entrecruzándose rápido y de manera continua. Se han hecho daño, se han hecho reír y se han amado. Pero ya no lo recuerdan con los ojos brillando, porque sus vidas cambiaron, y los caminos comenzaron a separarse, cada vez más. Se han dado mucho y a la vez se han quitado tanto. Se han mirado y se han obviado. Se han extrañado y se han encontrado. Se han sincerado y se han deseado. Se han escrito y evitado. Los caminos cada vez más lejanos. Las palabras ya no son las mismas, ni las miradas (si es que existen), ni la manera de tratarse, o de contarse qué es lo que ahora les mueve por dentro. Se han perdido mutuamente a grandes pasos. Y la carrera continúa. Calzan diferentes zapatillas, corren a distintas velocidades, y ningun radar les identifica, ninguna multa les penaliza. No existen frenos para ellos, ni guardias civiles que les hagan pararse para mirarse a la cara, y aclarar qué es lo que está pasando en sus vidas, qué es lo que les provoca alejarse y vivirse como extraños, como completos desconocidos. Se han perdido el uno sin el otro, y en el fondo, están tomando distancias que les ayudará.

Se han ido perdiendo lágrimas y sonrisas en alguna esquina de algún cine al que acudieron sonriendo la última vez. Se han ido separando y alejando mientras trazan diferentes planes. No coinciden en nada, ahora, más que en la idea de vivir. Pero ya no hay más que les una de manera directa y profunda. No comparten objetivos. Él quiere desear y seguir rozando la felicidad con la palma de las manos; ella mientras sigue huyendo de cosas que ya no quiere a su lado. Y a lo mejor sin mirarse ya no se hacen daño. A lo mejor, sin soñarse, dejan de pensarse.

2 comentarios

Dani -

Hola! Acabo de encontrar tu blog y me ha encantado. Ojala yo pudiera expresarme con tanta claridad.
Te has ganado un nuevo lector asiduo. ;)

melissa -

con este escrito puedo ver
que alguien siente igual que yo.


gracias por compartirlo