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Pequeña

Y resulta que hablo de ti

Te quedas inmóvil y me miras en silencio, respiras silenciosamente y dudas sobre la clase de palabras que quieres decirme para intentar arreglar lo que ya has desordenado. Intentas hacerlo de la manera más correcta y sabes que ha pasado más tiempo del debido para darte cuenta de todo. Para adivinar que mis ojos no estaban mojados de lluvia, que no estaba cansada de estudiar, y que no suspiraba por falta de sueño. Debiste saber que la última noche la pase llorando, que no pude estudiar porque gasté mis horas en recordar la manera más bonita en que aprendimos a conocernos y enamroarnos casi sin darnos cuenta, y no pude conciliar el sueño porque me perdí entre recuerdos de tardes soleadas. De agua en tu pelo, de sonrisas permanentes en mi boca, de dos coca-colas a las siete de la tarde en la ciudad llena de calles aún desconocidas para mí. Debiste saber que sí, que me muero de sueño, de cansancio, de espera, de esprar que llegues y me digas de una vez que es lo que te sucede y por qué a veces me haces sentir tan y tan bien... y otras veces logras dejarme a la altura del subsuelo. Prefiero tu silencio a tus palabras sin mirarme a los ojos. Prefiero tu indiferencia a tu manera de tratarme cuando decides que haya dos espacios de tiempo y un lugar entre nosotros, y gasto tiempo tambien en tratar de entenderte. Y explicarme a mi misma por qué. Si son estos los frutos que recojo,k si esto es lo que tú quierse que haya, si me quedan muchas mas noches de este tipo. Te quedas inmóvil, y me miras en silencio, no dices nada. Dejamos de hablar sobre las cosas que más improtany  podrían salvar muchas de las cosas que dejamos aparte.

Y dejamos correr los días, y se van agolpando los recuerdos de malas frases y gestos feos en nuestra memoria.

Y pasará el tiempo...y no dejaré de preguntarme por qué...

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