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Interrogantes

¿Debería esperarte? ´¿Debería creerte? ¿Debería perdonarte? ¿Debería ser paciente?¿Debería preguntarte? ¿Debería pensarte? ¿Debería olvidarte? ¿Debería escribirte? ¿Debería ser distinta?...

En realidad debería no preguntarme nada, y no preguntarte nada, a ti, tampoco. Debería vivir mi vida, cada día, como si sólo tuviera la oportunidad de vivir un día más, como si no pudiera entrar más aire en mis pulmones, como si mi corazón no pudiera seguir latiendo más. En realidad debería olvidarlo todo, y empezar de 0. Como si nada hubiera pasado, como si nada hubiera vivido anteriormente. Son cosas que ahora ni dicen ni significan nada. Palabras, recuerdos, fotografías, canciones...que, lamentablemente, tampoco dicen nada. No puedo quedarme aquí, esperando que algo cambie, o que vengas tú y me preguntes por qué hace días que no sonrío. Y no me da la gana perder más tiempo, es así de sencillo. No puedo. No debo.

Debería decirle a mi madre que no soy feliz, pero, ¿qué conseguiría con ello? Ella no es una lámpara de deseos que al frotarla, todo lo puede. No puede cambiar mi vida, ni los capítulos que yo voy haciendo de ella. No puedo quejarme, pero, sin embargo, hay mañanas que me despierto, y lo hago. Me quejo de la falta de tantas cosas que ahora necesito. Me quejo de las palabras que no llegan, de los susurros que se pierden antes de ser escuchados, de la caricia en una mano que queda en cualquier otro lugar... Tengo frío, y sueño, y siento dolor en partes del cuerpo en las que nunca antes lo había sentido. Me vuelvo frágil, y me odio por ello, porque sé que a la primera de cambio, alguien va a tropezar conmigo, o va a hacer más viento de lo normal, y caeré. Y cuando caiga, tampoco llegarás para prestarme tu mano y así, levantarme. En realidad dejas de estar, pero no eres consciente. Y tampoco debo quejarme, pero lo hago.

Debería preocuparme por mi felicidad, y es lo que intento hacer. Pero no soy buena aprendiz. Ni siquiera soy peón de esta fábrica de ilusiones rotas que no tienen valor. Debería ser fuerte y recomponerlas, volver a construirlas, creer en ellas. Pero no soy capaz.

Y me pregunto si debí haber nacido antes, o después... o en qué fecha para que no existiera en este momento en el que solamente me embargan las preguntas que nunca quise escuchar.

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