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Pequeña

Idiota

Creo que ya no es sólo el calor lo que me cansa, ni las tardes de estudio (o intento de estudio) ni las noticias que no dan ningún tipo de tregua a ninguna de las horas en que enciendo la televisión. Creo que soy demasiado sensible a los gestos, las palabras (o ausencia de palabras), a los cambios propios y de los demás, que, a veces, se producen sin ningún motivo razonable. Y comienzo a llenarme de por qués (como siempre),  y me vuelvo la única persona que se cuestiona por qué las cosas funcionan así, o los demás las hacen funcionar así. Y me doy cuenta que los demás viven y no se molestan en preocuparse por aquello que hacen sin darse cuenta (o no), y qué consecuencias o tipo de sentimientos producen en los demás. Resulta que ya no es cuestión de paciencia, sino de idiotez. Dejé de ser paciente para volverme idiota. Y ya estoy algo harta. No me preocupa gastar tiempo en pensar por qué las personas pueden actuar o dejar de actuar, y yo, por ser yo, y por ser como soy, tengo que ser siempre real, y poner cara bonita y sonrisas a diestro y siniestro porque sí, porque el día es bonito, porque el sol brilla y porque los demás son felices. Resulta que me cansé de ser idiota, ¿y quien no? ... Pero lo que más pena me da es que la gente no sepa darse cuenta de los pequeños fallos que causan grandes (y dolorosas) sensaciones en los demás. No sé por qué yo no puedo cambiar también. No sé por qué escribo sobre esto, supongo que es mi vena sensible, esta con la que nací y con la que, muy probablemente, me muera.

Creo que es la vida,  lo que hacemos con ella y en lo que la convertimos...lo que me cansa.

 

1 comentario

ideas -

Dicen que la sensibilidad es un arma de doble filo... que igual que te hace subir al paraiso con los pequeños detalles, te hunde en el infierno por otros tantos...