Me aprieto las rodillas
Me aprieto las rodillas. Hoy las tengo lastimadas, al igual que el corazón. Pero éste sigue su propio rumbo, recorriendo los caminitos que él mismo se está dibujando. No le hablo mucho porque siempre está callado. No le hablo, pero empiezo a confiar en él. Ahora. De nuevo. No creo que me falle nunca más. Y si lo hace, igual le vuelvo a perdonar.
Nunca me dijeron que perdonar cansaba. Nunca me lo dijeron pero creo que ya me he acostumbrado. Siempre creí tener un corazón inteligente (ya me he demostrado a mí misma que mi cabeza no tiene esas características), de lo contrario, a lo mejor no estaría escribiendo esto, y estaría llorando de tanto reír, o desbordando partículas enormes de amor, por mis pechos, por mis ojos, por mis muñecas y mis manos.
Me aprieto las rodillas porque duelen demasiado, y me acurruco y pienso que quiero dormirme. Siento la oscuridad del techo sobre mi pelo, y observo las pequeñas y estrechas franjas de luz que se cuelan tras estas persianas, a causa de la luz de ese lucero que acostumbra a poblar el cielo sin saludar, sin presentarse. Es como si no quisiera destacar, de entre las demás estrellas. Y siento envidia, sólo a veces, de querer brillar la sexta parte de lo que ese lucero brilla cada noche. Lo veo tras mi ventana, y me quedo en silencio. Y depende del día, pienso: “Hoy he brillado, sí, creo que si”, y entonces dejo así de mirarlo y me envuelvo entre las sábanas de mi cama que suelen oler a mora. Otras noches...menos afortunadas...me digo: “Quisiera estar ahí, o en otro lugar, quien sabe ya, pero quisiera brillar así, y sin destacar y sin hacer ruido al andar”. Pero solamente pienso eso en días desafortunados. Me aprieto las rodillas, y me quedo dormida.
1 comentario
vero -
...lo dicho... nunca dejamos de brillar.. tan solo brillamos un poco menos...
asi q señortia.. a ponerse las pilas y brillar tanto como lo hace el sol, en esos dias en que lo miramos y los ojos nos hacen hasta daño...
un besazooo