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El invierno

Corazón helado. Palabra congelada. Recuerdo compuesto de cubitos de hielo. Mirada enterrada en nieve. No ha llegado el invierno pero hay cosas de la vida que deben adquirir las características del invierno. A veces el frío te hace ver cosas que el calor no te puede enseñar. A veces el frío te da ese golpe en la cara que necesitas recibir para dejar de llamarte tonta, y de serlo; y poder actuar, alzar los brazos por ti misma, caminar por ti misma, decidir por ti misma, y no por los demás, o simplemente porque son los demás los que están viéndote, mirando como vives. Pero el frío a veces te ayuda, porque te hace sentir en cada centímetro de tu cuerpo. Y aunque no sea agradable lo que sientas, te das cuenta de todo lo que sucede, en tu vida y en la de los demás. En invierno puedes sentir mucha felicidad, o mucha tristeza. Puedes tener un corazón helado, soltar una palabra congelada, guardar un recuerdo compuesto por cubitos de hielo o enterrar una mirada en la nieve que ya no quieres para ti. Y en invierno a veces olvidar es bueno y fácil. Pero mucho más reconfortable es conseguir las cosas y sentirte segura en cualquier sitio. Mucho más si estás acompañada de la persona que no descuida que pases frío dentro de casa con la manta que te regalaron el día de tu santo. Creo que el invierno a veces ayuda, y otras veces quiere robarte parte de vida. Pero hay muchos inviernos, y cualquier invierno puede llegar a ser el invierno de nuestra vida.

El invierno de este año, todavía está por llegar.

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