Despistes
El tiempo se despista. Se deja llevar. Empieza a correr. Corre. Como nunca. Con furia, con fuerza, con ventaja, con demasiada velocidad. Y llega demasiado pronto. Llega siempre. Tu no. Tú nunca llegas. Olvidaste que el tiempo se olvidó de mí. Olvidaste que te olvidaste de mí. Y tú tmbién sufriste un despiste. El despiste de tu vida? No..Eres demasiado joven para pararte a pensar en una persona que, al fin y al cabo, es una persona más de entre todas que te han admirado y amado. Mi mayor pena es que mi amor todavía está aquí, ahogándome con sus gruesos dedos, aplastándome sin remordimientos. Dejándome sin nada. Llevándose todas mis muecas alegres. Robándome todos mis buenos momentos. Estoy luchando por anudar esos dedos, por desprenderme de él. Del amor que quedó por ti y que tú no necesitas ya. Me quedo aquí, con los pies descalzos y con las manos vacías. Con mis manos más débiles que nunca de tanto forcejear con el amor. Amor que está cansado, pero está. Débil también, pero con más fuerzas que yo, menos para abandonarme. Es cobarde. Mi amor. Lo es. Y yo también. Yo más que él. Siempre ha sido así. Siempre he ido por detrás. Como tú, que vas por detrás del tiempo. Que vas por detrás de todo, menos de mí. Echaste a correr, tus piernas parecieron alargarse y comenzaste a alejarte de mí. El tiempo te empujó a despistarte. El despiste que tu sufres, el despiste de mi vida. Creyendo que podía quedarme anclada aquí, disfrutando. De ti, de tus ingles, de tus manos, de la suavidad de tu piel. Del intenso color de tus ojos. De tu calor y mi calor juntos. Ahora tu despiste es mi único despiste. Me influye, me afecta. Sólo a mí. Tú estás lejos, tú estás muy delante de todo. Demasiado. De mí. Ni siquiera ves a lo lejos los rizos que se adueñan de las puntas castañas de mi cabello. Ni siquiera buscas mis últimas huellas en la playa que dos veces observamos los dos. Ni siquiera intentas moverte hacia mí. No quieres que el tiempo te juegue malas pasadas, que no te mienta ni te adelante. Pero siempre lo hará. Pero tienes suerte, estás a punto de pisarle los talones. Yo dejé de contemplar tus tobillos. Echaron a correr tan rápido tus pies, y tus tobillos parecieron decirme “Adiós” porque tu boca no se atrevía. Pero de nuevo me estoy engañando, jamás dijiste adiós, jamás te inventaste una despedida. Jamás me anunciaste que esto pasaría. Jamás me adelantaste que sufriría, que estaría pensando en ti, que no me necesitarías. Jamás volveré a desear algo de este modo, jamás volveré a entregar mi amor de una sola vez. Me quedo vacía. Y no quiero huecos en mí. No quiero vacíos profundos, quiero llenarlos, de cualquier manera. Escapando. Escribiendo. Pero no quiero pensar en el tiempo, en el despiste, tuyo (que se ha convertido en el mío). Difícil resulta entenderme, difícil descifrar el significado que se encuentra detrás de mis palabras. Significados que temen salir a la luz porque tampoco estarás ahí aunque la oscuridad se rompa. Tú sólo sabes caminar. Yo sólo sé esperar. Yo sólo sé quedarme anclada, pensando que las cosas siempre mejoran, que las cosas siempre cambian. Me canso de cansarme y seguir esperando. Me canso de seguir escribiendo a la nada. Y la nada me ahoga. El blanco me ahoga y siempre lo he adorado. El mar me queda lejos. El sol me queda lejos. Todo lo bello me queda lejos. Tú eras también parte de la belleza que yo amaba y ansiaba tener en mi vida. Tú eres ahora parte de la belleza que no podré contemplar. Perdí tu belleza, y perdí también la belleza que según tus palabras, me definía. Mis ojos están claros. Llevan tiempo estando así. Van a perder su color natural, y creo que eso me asusta. Creo que me aterra despertarme a medianoche y ver que mis labios se están afinando y perdiendo su expresión. Quiero que mi rostro no pierda su expresión. Quiero matar el despiste del tiempo, y quiero deshacerme de tu despiste que ahora convive conmigo. Quiero abandonar esta sensación que me inunda. Sensación que aborda veinte sensaciones más, y diez sentimientos anudados entre sí que no quieren soltarse. Como yo de ti.Que no quería soltarme. Que necesitaba anudarme a ti. Que necesitaba tu espalda, y tus manos, y tu cadera. Y mis pies descalzos empiezan a coger frío. Creo que voy a borrar por hoy tu recuerdo. Otro día, otro mes volveré a él. Y si tu vuelves a aparecer ante mi vida, ella te hablará. Yo me encuentro sin voz. Creo que mis cuerdas vocales han perdido todas sus funciones. Creo que mi silencio te podrá hablar. Y él no te dirá adiós. Él mantendrá el coraje, y el amor que todavía queda. Y te lo llevarás. Te lo llevarás todo. Y entonces volverás a tu camino, y volverás a perder mi imagen, y yo te veré marchar, a ti, a tus ojos, a tus tobillos.
1 comentario
Karol -
hace nada estaba llorando en tu sofá al ver aquella pantalla de televisión...
y ahora se trunca todo de esta manera..
Pero el tiempo también pasa para nosotras, te vienes conmigo a dar una vuelta por el futuro?
No voy a dejar que nadie más te haga daño, entiendes? nadie más.
A partir de ahora me voy a pasear con una catana, y al primero que se acerque...zas!
Seguro que ahora estás oliendo el Ebro...
te quiero.