Blogia
Pequeña

Vete

Vete

Me gustaría poder decirte lo contrario, creéme. Me gustaría ser igual de fuerte que tú. Me gustaría sonreir, al menos, la mitad de las veces que tú lo haces. Pero no puedo. Y no sé si tampoco esto me salvaría. Vete. Es lo único que te pido, lo único que te voy a pedir de ahora en adelante. No querré más favores de tu parte, y ya no espero que lo entiendas. En realidad no espero nada. De ti, no. Ya no. Simplemente, pues... eso, que te marches, que te vayas. Que no estés conmigo, porque, para bien o para mal me he acostumbrado a no tenerte cerca ya, y eso ha ido excarvando en mí, provocando pequeños agujeros en mi piel y mi alma, y he intentado sobrevivir, a base de bocanadas de aire, de palabras de una madre y de recuerdos guardados en cajas que ya no quiero abrir, ni siquiera cuando me sienta fuerte. No. Cajas que deberían estar guardadas aún, en otras cajas, más grandes que las primeras...

Vete. Te dejo este papel en el frigorifico. Al lado del imán que me hacía pensar en el cariño que todavía quedaba sano, y al lado, también, del imán de Inglaterra que traje para ti. Vete. No puedo decirte nada más. Tampoco tu me has dedicado palabras demasiado bonitas, de hecho, recuerda si después de que ya me tuvieras recibi cartas. De tu procedencia, claro. Recuerda que me tenías, y que eso te bastaba, que no tenías la necesidad de hacer algo más por esto, de escribirme nuevas palabras, o ya conocidas pero que me pudieran sacar una sonrisa. Se acabaron las hojas de colores y la letra a ordenador. En realidad se acabó todo, y, es la primera vez que me lo pregunto: ¿en qué momento fue? ¿cuando dejamos de ser nosotros? ¿cuando pasamos a ser uno y uno? Tampoco sé si quiero saberlo, porque aunque así fuera, tampoco me serviría (de mucho).

No hago más que hacerme preguntas estúpidas, cuando simplemente quería dejarte aqui una sola palabra: VETE. Que no deja de ser sinónimo de distancia, de lejanía, de separación, de olvido, en pocas palabras. Sobre todo, eso, sobre todo olvido. Puedes y deberías olvidar todo cuanto quisieras sobre mí, no te va a valer la pena que mi nombre mis ojos mi boca o cualquier cosa que algo pudiera llegar a ti gracias a mi, se quedara contigo. Supongo que ya no vale de nada. Y de nuevo me gustaría poder decir lo contrario, pero esto ha sido como un gran terremoto que todo se ha llevado, de golpe...fuertes vientos que han arrasado con todo, no solo con parte de mi presente perdido entre paredes, sino también el pasado que he tratado de mimar todo cuanto he podido durante todo este tiempo, y no, ya no quiero recordarlo, de hecho se me han olvidado muchas cosas, tambien, de repente. Un terremoto, y un post-it en la nevera. No sé. Por si sirve de algo. Por si decides irte, y sin despedirte, claro. No vengas a la puerta a decirme adiós.

Lo dijiste hace tiempo, y sin darte cuenta.

Y doliendome, pero borrando tiempos viejos que mejor que te los lleves tú.

Vete.

 

1 comentario

Maria -

Si, que se vaya lejos, muy lejos. que su vida quede totalmente separada de la mia. Pero que se vaya ya... Buff

Me gusta la foto