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Días tranquilos

Días tranquilos

Como los días tranquilos en los que sientes que nada puede estropearse, como los días que te agarras a tu madre y llueve, sí, pero sólo un poco. Abres el paraguas, lo cierras. Te tirita la piel de los brazos y a tu pelo se le antoja jugar con el viento. Miras hacia cualquier lado, porque cualquier lado sirve. Cualquier ola merece ser contemplada, aunque estén algo enfadadas, aunque se enojen con la arena que les espera a la orilla... Pero este fue un día tranquilo, lo recuerdo, (me) recuerdo y sonrío, fue un día en el que la vida merecía muchísimo la pena. Porque entonces tenía cuanto necesitaba en ese momento. Las palabras, compañía y risas de una madre, y a la vez, la persona que más me ha sabido querer en mi v ida, y la que más me quiere a estas alturas de mi vida. La que me ofrece porciones de cariño hasta en los consejos y en los breves y continuados enfados desencadenados por motivos muy tontos, de los que terminamos riendonos, o de los que ni siuqiera nos acordamos cuando ella dice "vale", y yo "pues vale".

Como los días tranquilos caminando por una ciudad que acabas de conocer, y sientes que quieres quedarte, que no quieres volver porque sabes qué va a pasar. Qué vas a sentir. Te quedarías con los ojos cerrados y las manos abiertas, el corazón atento y el alma sellado a dedos desconocidos, de momento. Ese día fue así, bonito, alegre, perfecto. Pies cansados que querían seguir andando. Ojos brillando que querían seguir mirando. Manos frías que querían seguir calentando(se). Pasos firmes y sonrisa permanente. Nada mejor que eso. Nada mejor que vivir tu propia vida, obviando cosas que dejaron de importar hacía 1 día, 5 minutos o tres segundos. Y te olvidas de todo lo que te ha hecho daño, porque ni siquiera merece la pena recordarlo.

Como los días tranquilos, sentada sobre una roca, sintiendo, viviendo... Como ese día que volvería a vivir un día tras otro... donde todo lo banal queda lejos, y lo más importante, permanece cogido a tus tobillos, a tus manos y a tus brazos. Tu boca se abre para regalar sonrisas al mundo. Tus ojos llevan otro color y el día parece ser distinto. Porque es distinto. Y escapas de la vida que llevabas teniendo durante tanto tiempo... te desprendes de personas que ya no te apetece tener, te quedas con la persona que te vio nacer, y te ayuda a vivir, paso a paso. Y no , algo como eso, y como los días tranquilos, no hay nada.

1 comentario

Spender -

Me resulta difícil añadir algo, decirte algo sobre un texto tan personal y tan bien escrito. Sólo que estoy de acuerdo contigo. Que muchas veces nos olvidamos de lo importante que son las personas que nos quieren incondicionalmente, las que siempre están ahí ya sean amigos o familiares. Y que me alegro de que hayas dado cuenta y de que te atrevas a decirlo (escribirlo) en alto.

Feliz Navidad para ti también. Besos!