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Pequeña

En un mismo lugar (después de 7 años)

Se cruzaron una cierta tarde, en una calle, al mismo tiempo. Él la reconoció, sutilmente. Él quiso acercarse y preguntarle sobre cómo le iba la vida. Ella no quería pararse, tal vez no quería reconocerle. Tal vez de tanto desear no reconocerle jamás, le confundió con un antiguo conocido que se había presentado años atrás en su vida, en una de las aulas de la facultad. Él sabía que no le quedaba un gramo de vergüenza, tenía la idea fija de pararle y decirle si era feliz. Él tenía la vida solucionada, seguramente no la más alegre, pues era un experto en confundirse de sueños y en seguir las flechas marcadas. Ella era cabezota, cabezota e idiota, pero sensible. Se entregaba, amaba, enloquecía y hacía enloquecer. Claro, muchos años antes. Antes de volverse completamente madura. Se cruzaron en un mismo lugar. Ella se culpó por haber salido aquella tarde de casa. A él le picaba la curiosidad por saber si ella tenía el trabajo que siempre había querido tener, si estaba casada, si le esperaba un cocker canela detrás de su puerta o si se dirigia a recoger a sus hijos al colegio. En realidad él se culpó mucho más que ella. Él era consciente que años atrás habia destrozado su vida.

Le había anulado y además, le había robado todas las razones por las que ella había aprendido a sonreír como nunca.  Se cruzaron en un mismo lugar. Ella le vio, también. Se cruzaron sus ojos. Él seguía casi igual. A ella le brillaban los ojos y caminaba sonriendo. Se paró, para pensar qué podía hacer para poder darse la vuelta y no verle más. Él caminó más deprisa, para acercarse a ella. Seguramente no tenía pensado decirle “lo siento”, ni excusarse por el paso de aquellos 7 años. Ella se giró y siguió el camino de regreso a casa. Sonriendo. Sus piernas iban perdiéndose en el fondo, y el sol iba iluminando los mechones de su pelo y el tono de su piel. Él se paró, se resignó, y por primera vez en 7 años, se dio cuenta que ya no podía cambiar nada.  Ella , por su parte, ya no se acordaba de nada. Ella ya era feliz.

2 comentarios

Alex -

7 años son suficientes para olvidarle a él y todo lo malo que representa...
EL, fué un estupido por no saber hacerla feliz en su momento....perdió su oportunidad.
ELLA, ya no le necesita, puede ser feliz sin el....puede continuar su vida sin malos recuerdos...
Me alegro por ella...
Un besazo, peque.

bajo las estrellas... -

Dicen que el tiempo lo cura todo ¿no?
Pasaba por aquí, me ha gustado tu blog así que recibirás más visitas mías seguro.
1beso¡