Blogia
Pequeña

Invitación al amor (II)

No puedo aceptar tu invitación al amor, no puedo. Y tampoco debo, porque yo, al igual que el resto de la gente, no tengo el derecho de hacerte daño. Yo sé que terminaría haciéndote daño, algún día, y tal vez involuntariamente, pero prefiero dejar pasar dicha invitación. Y te amo (claro que te amo), y con locura, pero sé que no es suficiente. Sé que aunque el amor persistiera, yo dejaría de ser el mismo. Dejaría de quedarme despierto mirándote, dejaría de echarte de menos al no verte, y dejaría mi vida llena de ratos sin ti. Entonces tú lo notarías. Notarías cada cosa, y yo dejaría también de merecerte, y no quiero ser una de las causas de tu posible futura agonía. 

Sólo quiero una cosa: ver la felicidad en tus ojos. Y aunque te baste ahora que mi voz te regale un te quiero, sé de sobra que un día necesitarías más, y te callarías, por miedo. Pero quiero robártelo, sí, todo el miedo, todo el miedo que en ti queda. Y quiero amarte por siempre pero estoy seguro de que no soy capaz. Hago demasiado caso a la cabeza, y a todo lo que no forma parte de ti. Y sé que podría hacerte sonreír, ahora, mañana...siempre, creo que sí soy capaz de hacer eso, pero sé también que algún día me resultaría sencillo herirte y partir tu corazón en pedazos. Y me volvería entonces cobarde y me alejaría antes de curarte, cosa que jamás podría perdonarme. Y por eso me quedo aquí, cerca y lejos de ti a la vez. Y sin ti, sin tus besos tempranos. Y dejo de conocer tus sueños, y ya empiezo a sentir mis huesos sin los tuyos. Ya empiezo a vivir el cambio de mi vida, sintiendo que tal vez, un día, una tarde... pueda arrepentirme de rechazar tu invitación al amor.

0 comentarios