Un día de sol
Hace exactamente una semana, exactamente 7 días, me encontraba a 300 km de aquí. Y estaba respirando otro aire, estaba viendo otras gentes, y estaba pisando otro suelo. Contemplaba escaparates de las pastelerías más preciosas que he visto en toda mi vida. Y contemplaba decenas de figuras romanas. Y todo era perfecto. Porque entonces , hace solamente una semana, gastaba el tiempo para mí, hacía lo que quería hacer, y no me perseguía el teléfono, ni estaba pendiente de nada, únicamente de sonreír y de ver cosas nuevas. Como este cielo, que por ser el día que era, y el sitio que era, ya era diferente. Tuve mucha suerte al estar allí y tener tres días seguidos de luz, de mucho sol, de muchos rayos que a media tarde se agradecían en gran medida. Ahora son tres días los que llevo sin sol, y mi pelo no brilla y mis ojos tampoco se aclaran. Los rayos han desaparecido, pero me queda este cielo y este rayo de sol. Puedo mirarlo siempre que quiera, y puedo acordarme de lo feliz que puedes ser durante 24 horas, aunque después de todo, todo de ese giro de 180º exactos, y no puedas pasar a comprender nada.
Y la cuestión no es que te hayas convertido en una persona ignorante, la cuestión, o mejor dicho, lo peor de todo, es que te han cambiado parte de la vida que tú querías para ti; y entonces, con eso, y sin el sol, los días dejan de merecer la pena.
1 comentario
Alex -
..Piensa, que mas adelante, cuando las cosas se pongan "feas" por aquí y necesite un rayo de sol.....te pediré uno pequeñito.....si es que te sobran, claro....xDDD
¿Ok?...Laura.