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Pequeña

Ojalá...

Él le dijo "TE QUIERO" tantas, tantas veces...tantísimas, que ella dejó de atender a esas palabras, dejó que perdieran su verdadero sentido, o mejor dicho, ella dejó de ver que detrás de esas palabras sí había un amor  profundo. Dejó de creer, y comenzó a desconfiar.Una mañana, ella quería sentirse especial. Quería sentirse bien, razón por la cual abrió su armario y cogió el vestido blanco que se había comprado hacía un tiempo y que se encontraba acomodado en una percha. Sabía que aquel día no era especial para ponerse un vestido y empezar a caminar. Sabía que el buen tiempo había llegado pero no se había decidido hasta ese día a estrenarlo. Veinte minutos le bastaron para ponerse aquel vestido, peinarse y pintarse sus ojos miel de un rosa muy suave. Salio a la calle esa mañana y empezó a sentirse bien. El sol no brillaba demasiado porque aun era temprano...pero ella aún no sabía que su día mejoraría, y que en muy pocas horas tendría más razones para sonreír ampliamente.Cuando llegó a casa, abrió el buzón. En realidad, ella no solía abrir mucho el buzón, porque sólo cogía las facturas la primera semana del mes, pero era mitad de mes y ella se olvidaba del correo, hasta esa tarde, en la que, espontáneamente, fue a abrirlo y cogió una carta. No había remitente, sólo destinatario. Al entrar a casa, se sentó y comenzó a leerla:

“Ya no crees en mis palabras. Ya no piensas que te quiero, ya te has olvidado de eso. Y me duele, muchísimo. No imaginas cuanto me duele saber que ya no crees en esas dos palabras que tanto te digo porque tanto es lo que siento... No puedo culparte porque no he estado contigo para demostrártelo día a día. Pero necesito que a partir de ahora confíes en mí, que mis “te quiero” puedan colarse en tus oídos, y que tu mente decida creerme. Quiero que hoy, después de leer esto, cogas ese teléfono que a tu derecha se encuentra, que marques mi número y decidas llamarme. Ojalá suene mi teléfono y ojalá pueda escuchar palabras alegres... ojalá tu voz me diga que vas a intentar creerme...  Porque me duele tanto que no creas en mi amor, éste es fijo, real, constante... y necesito que tú también lo sientas así. Sólo hay dos cosas más tristes que esto: que tú dejes de amarme y que pueda perderte. No puedo permitirme a mí mismo que sucedan esas dos cosas, no puedo. De lo contrario, estaría muy perdido, y no quiero, no puedo estarlo. Porque te necesito, me levanto pensando en tu nombre, y eso es mucho más de lo que pueda parecer o significar... Créeme, eres lo más importante que ahora hay en mi vida, y sé que si te perdiera, tendría que pasar mucho tiempo para que yo fuera el que comenzara a creer en un “te quiero” que no procediera tu voz... Ojalá me llames, ojalá dejes que todo cambie, ojalá dejes que yo sea una razón por la que tu sonrías cada día. Quiero estar en tu vida y quiero seguir demostrándote mi amor, pero no sólo con dos palabras, te lo demostraré con otro millón de cosas que te ofrezcan felicidad e ilusión.Ojalá ahora estés sonriendo y estés decidida a llamarme... Ojalá decidas tenerme en tu vida, ojalá dejes amarte... "

Ella sonrío. Dobló el papel y... cogió el teléfono. 

-¿Diga?

-Hola. Soy yo...

 -Hola

-Que sí.

-¿Cómo?

-Que sí. Que quiero que me ames. Prometo no asustarme de nuevo, prometo no esconderme más. Prometo creerte.   Prometo dejarme amar

 

1 comentario

Pablo -

Que historia tan bonita... gracias por ponrla aqui al alcance de tod@s bixito.